
Por estos tiempos se escuchan voces sobre el tema de moda en Colombia y el mundo, La Transición Energética (TE), y ¿En qué consiste? Se interpreta como el conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de la energía para evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, quienes actúan como directos responsable del cambio climático (CC). En este sentido, también se escuchan voces en el ámbito local y regional acerca de la transición energética en La Guajira. Es importante aclarar que, este es un tema de país y todas sus regiones, no es un tema exclusivo de algún departamento, aunque evidentemente algunos podrán contribuir más que otros a esta causa nacional dependiendo del potencial energético y renovable que puedan tener y aportar.
En el contexto de la definición anterior, es pertinente que los colombianos nos preguntemos: ¿Se dará la TE en Colombia?, ¿Está Colombia dispuesta a ejecutar una TE radical, parcial o incremental? Para responder estos interrogantes, es necesario reflexionar sobre la información que maneja la XM, quién es el operador del Sistema Interconectado y el administrador del Mercado de Energía Mayorista de Colombia, es la entidad que maneja toda la data de los parámetros técnicos del Sistema energético del país, y según XM, la potencia instalada de la térmica (combustible fósil) en el país asciende aproximadamente entre 5 a 7 GWp, que representa un aproximado del 30% del Mix energético de la Nación.
Acá surge otro interrogante: ¿estará Colombia decidida a cerrar estas plantas en el corto, mediano o plazo? Conociendo cómo se maneja el tema en el país, no lo creo. Creería que la situación viene más, por diversificar la oferta energética, que por una TE total. Sin embargo, si hablamos de los alcances de la TE en Colombia en un hipotético caso que se llegue a cristalizar, se puede decir que sus alcances y dimensión son prometedores y trascienden a lo nacional en el desarrollo del país y las regiones desde el punto de vista de la contribución a la reducción de los GEI, y desde la generación y el acceso a una energía limpia, económica y sostenible. Y trasciende porque la TE le permite a Colombia ir cumpliendo con sus compromisos internacionales en lo que concierne a la reducción de los GEI. Y son prometedores para las regiones del país porque así está establecido en la Ley 2099 de 2021; donde se contemplan la creación de incentivos arancelarios para las personas naturales o jurídicas que entren al negocio de las Energías Renovables y que importen tecnologías que no se generen en Colombia para potenciar la transición energética y democratizar el monopolio del mercado energético.
Similarmente, se promoverá el desarrollo y financiación de diferentes proyectos energéticos en el territorio nacional mediante los fondos FENOGE (Fondo de energía no convencional y gestión eficiente de la energía), tales como los proyectos de FNCE, GEE y la producción de hidrógeno verde o azul, y de la misma manera con el FONDOENERGIA (Fondo único de soluciones energéticas), quién tendrá como objetivo coordinar y focalizar las diferentes fuentes de energías para financiar y realizar planes, proyectos y programas de mejoras de la calidad en el servicio energético en todo el país. Ambos fondos fueron creados por la Ley anteriormente citada.
En la ambivalencia de las ventajas y/o beneficios para el departamento de La Guajira el tema de la TE y para el resto de las regiones del Caribe Colombiano, dependerán exclusivamente de la gestión que puedan adelantar sus dirigencias políticas ante el gobierno central y por consiguiente, ante las diferentes empresas que se están asentando en nuestros territorios. Y para la muestra varias evidencias, acuérdense lo que ha sucedido en la Guajira con el Cerrejón, el gas, la sal, etc. Situaciones que no han favorecido y tampoco han dinamizado la economía de la región, al menos no como ha debido impactarla, cumpliendo las expectativas del pueblo guajiro. La región de La Guajira es hoy calificada como la joya de la corona energética de Colombia, por lo que sería justo, que ninguna de sus comunidades indígenas tenga que vivir a oscuras en pleno siglo XXI, se requiere voluntad política y justicia social con estas agrupaciones, debido a que, en sus territorios, en sus resguardos es donde se encuentran unos de los mejores potenciales eólicos y solares del planeta. Y desde este punto de vista, podemos tener una gran ventaja para diversificar, potenciar y mejorar nuestra economía con el acceso a una energía sostenible que, puedan hacer de nuestro departamento una región más competitiva con una de las economías más diversas y sostenible del país. Finalizo con esta frase de F. W. Nietzsche: “Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”. Un consejo sabio: que no caigamos en el abismo de la indiferencia y la maldad con la población más pobre y vulnerable del país en esta etapa de la TE, las consecuencias la desconocemos, pero por eso no puede ser considerado un problema y una preocupación menor para el país. La vida está llena de desafíos, y este será uno más.
Escrito por: Edgar Ojeda Camargo – Docente de la Universidad de La Guajira